No se puede
legislar leyes que contradigan y perjudiquen el bien del hombre. Y en los
momentos que vivimos está sucediendo mucho de eso. El aborto falsea el derecho
a matar a niños vivos en el vientre de sus madres. Porque, la vida es un
derecho, no la muerte.
Ven Espíritu Santo
y enciende en mí la llama de tu Amor. Haz que mi vida sea la tuya y que en todo
momento mi corazón sea un corazón modelado y convertido a Ti, Espíritu Santo,
Señor y dador de vida. Pongo y entrego mi vida en tus manos. Amén.
El derecho a morir no existe porque el hombre nace para vivir. Primero por este mundo, a pesar de los peligros y dificultades, para luego llegar al mundo de la felicidad eterna que Dios, nuestro Padre, nos ha prometido. Por tanto, la Ley siempre mira primero para el bien del hombre.
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