Al final con la
fuerza del Espíritu Santo se podrá vencer o soportar hasta el extremo de dar la
vida por la paz, la justicia y la verdad. Y al final lo que importa es que serás
bienaventurado, lo que deseabas y estabas llamado a ser. Feliz en la Gloria de
Dios Padre.
Dame, Señor, la
fortaleza de irte entregando mi corazón en el silencio de tu escucha de cada
día y de mi obediencia a tu Palabra. Solo en Ti, Señor, encontraré las
respuestas que mi vida demanda y busca. Haz que ponga mi vida en tus manos.
Amén.
Es evidente que no es tarea fácil. A nadie nos gusta ser pobre, manso, llorar, sufrir…etc. Es verdad de que nos damos cuenta de que necesitamos tener un espíritu pobre, manso y.… pero nos resistimos a ello porque nos dejan en el último lugar. Nuestro orgullo y vanidad nos quieren arriba en los primeros puestos. Pero el camino de la verdadera felicidad no es ese.
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