Les extraña la
sabiduría de Jesús. Le conocen y saben que no ha realizado estudios y que su
vida ha transcurrido de forma ordinaria entre ellos y la carpintería de su padre
José. ¿De dónde le viene esa sabiduría? Una pregunta que hoy se hacen también
muchos.
¿A dónde voy,
Señor, si no tengo misericordia conmigo mismo y con todos los que mi vida
tropieza en el camino que conduce a Ti. Dame entrañas de misericordia para
poder ser misericordioso con todos los que se cruzan en mi camino. Amén.
La profecía se
cumple, solo se desprecia a un profeta en su tierra. Y es que Jesús no fue
creído porque no comprendían como uno, criado entre ellos, derramaba esa
sabiduría con tanta autoridad y amor que les dejaba maravillados. Nuestra razón
está endurecida y nuestro racionalismo nos confunde y cierra nuestros ojos.
Han pasado más de
dos mil años y la Persona de Jesús sigue suscitando desconfianza. Interrogantes
como de dónde le viene su sabiduría o el poder de sus milagros no se entienden.
Sin embargo los hechos están ahí. Se necesita la fe.
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