Tras la cruz y el
amor se esconde esa felicidad y gozo eterno que tanto buscamos y deseamos. Es
evidente que dependiendo de nuestra naturaleza humana nos sea muy difícil
descubrirlas. Solo con esfuerzo y voluntad abiertos al Espíritu Santo podemos
descubrirlo.
No quiero, Señor,
que nadie me pastoree sino Tú. Porque, Tú, mi Señor, eres mi Camino, mi Verdad
y mi Vida. Me has creado por amor y me invitas a vivir en el amor. Porque solo
amando puedo encontrar esa dicha de felicidad eterna que busco y Tú me ofreces.
Gracias.
La lucha se esconde dentro de nosotros mismos. Nuestra naturaleza está inclinada por el pecado al egoísmo y busca desentenderse de todo lo que no sea su bienestar, confort y felicidad. Por lo tanto, solo se preocupa de sí mismo y no mira para otro lado. Poco le importa los sufrimientos de los lázaros de su derredor. La cuaresma nos invita a reflexionar y cambiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.