Ese es el camino y
la meta.: Perdonar como somos perdonados. Es la oración que rezamos cada día en
el Padrenuestro. Por tanto, claro está, si no lo hacemos, o al menos lo intentamos,
estamos mintiendo cada vez que rezamos el Padrenuestro.
Ayúdame, Señor, a
ser fuerte de paz y serenidad para todos aquellos que se acerquen a mí. Que sea
servicio para los necesitados y luz para los confundidos y desorientados en
este mundo perverso. Amén.
Ahora, tenemos que estar convencidos que auxiliados y fortalecidos en el Espíritu Santo, para eso lo hemos recibido en la hora de nuestro bautizo, podemos conseguir ser misericordioso hasta el extremo de perdonar a los que nos ofenden. Y experimentaremos que en la medida que más perdonamos, más misericordiosos felices seremos.
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