Sucede que nos
cuesta creer lo que nos exige cambiar y dar un giro nuevo a nuestra vida. Nos
fastidias dejar lo que tenemos para tomar otras cosas nuevas y que nos exigen ver
la vida de otra forma diferente a como nosotros la veíamos. Y ese es el
problema de nuestra incredulidad.
Hoy es día de
verdadera fiesta y alegría. Es día de saber que a pesar del dolor, de la
enfermedad y sufrimiento, de las injusticias y atropellos y de los abusos de
los poderosos, los cristianos creyentes sabemos que la Cruz tendrá el final que
todos esperábamos: ¡La Resurrección gozosa y plena eternamente!
Nacer de nuevo no es nada fácil. Hablamos de nacer a una vida nueva que nos da el amor. Un amor que nos lleva a darnos en servicio, igualdad y justicia a los demás empezando por los más necesitados. Porque, primero hemos nacidos con el pecado y vencer al pecado nos exige volver a nacer del Espíritu Santo. Amén.
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