Saber y reconocer
que nuestro camino es un camino de caídas y levantadas es fortalecerse en la fe
y en la esperanza. Y no desfallecer por nuestros propios fracasos, errores y pecados
que nos harán caer. Siempre firmes en la esperanza de levantarnos y seguir el
camino.
Todo lo puedo
superar si estoy apoyado en Ti, mi Señor. Tú eres mi roca y mi fortaleza y en
Ti todas mis adversidades, dolores y sufrimientos los puedo soportar y superar.
Ven, ¡Señor, y haz de mi fortaleza contra el dolor y el pecado! Amén.
Darnos cuenta de que la perseverancia es la clave de nuestro resistir, no en vano, sino apoyado en la Palabra del Señor. Porque en Él encontramos esa paz, ese gozo y felicidad que buscamos además de la vida eterna. Él es nuestra referencia y camino para nunca desfallecer sino tras las caídas fortalecernos siempre para levantarnos. Amén.
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