Quien da la vida
por otro, salva la suya, porque no hay amor más grande. Perder tu vida, es
decir darla por amor, es ganar la Vida con mayúscula, la Vida Eterna. Jesús es
el modelo, la referencia del Buen Pastor que da su Vida por todos los que crean
en Él.
Quiero, Señor,
seguir tus pasos y vivir en tu Amor Misericordioso. Poque, en Ti, mi Señor,
está la libertad y el gozo de la Vida Eterna. Tú nos sostienes y nos da vida en
abundancia para vivir en la verdad y la libertad de ser felices eternamente.
Amén.
La puerta de la
que habla Jesús es el amor. Si amas según la Voluntad de Dios, primer y segundo
mandamientos, tu vida será eterna. Ese es el Pastor que nos interesa conocer
porque Él nos llevará a ese redil de la felicidad eterna y de vida en
abundancia. Tratemos de conocerle y saber escuchar su voz hasta el punto de
conocerla y acudir a su llamada.
Es evidente, hemos sido creados para ser felices. Pero felices eternamente Eso significa ganar. No alcanzarlos sería perder no solo esta vida sino la eterna.
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