No equivoques el
camino. Sí, te sentirás impotente. Se hace duro y hasta insoportable, pero no
caminas solo. Agárrate al Espíritu Santo y reconoce tu pequeñez y la necesidad
de tu Padre. Es Él quien verdaderamente te salva. Y experimentarás que puedes
soportar la cruz.
Señor, danos la
sabiduría y la paz para que sepamos mirarnos en otros, como san Lorenzo, que
han caminado ya hacia Ti y que con su vida ejemplar nos animan e iluminan para recorrer
el mismo camino. Amén.
Sabemos que no es fácil y que solo no podremos. Ese es el grave pecado de aquellos que caminan apoyados en sus propias fuerzas y rechazan al Señor. Serán irremisiblemente vencidos por el demonio y entregados a la perdición. Nuestra fuerza se esconde en la humildad y debilidad. Es el Señor quien nos hace fuerte y capaces de soportar este camino de cruz. Él nos lo enseñó con su Vida y Palabra. No importan nuestras caídas, pero sí nuestras levantadas. La Misericordia de nuestro Padre Dios es Infinita.
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