jueves, 10 de agosto de 2023

PENSAMIENTOS EN EL CALOR DE LA NOCHE

Nunca podremos amar sin dolor. Porque el amor importa tanto que cuando el amado sufre y lo pasa mal, también sufre el que ama. Amar por tanto es servir hasta el extremo de morir. Y el morir exige renuncias y dolor Es así como nos ama nuestro Señor Jesús.

Cada día experimento mi impotencia y la necesidad de, antes de pronunciar cualquier palabra, silenciarlas, ponerme en tus manos y abrir mi corazón a la acción del Espíritu Santo. Amén.

El fruto nace de la semilla que hundida en la tierra echa raíces, muere y da frutos. Nuestro amor se descubre cuando su disponibilidad se abre a la exigencia de alcanzar el extremo de entregarse hasta la muerte por el bien y salvación del ser amado. Si no existe esa disponibilidad ese amor está adulterado y contaminado por el egoísmo del pecado.

Y es que resulta que un amor que no duele y que simplemente satisface es un amor egoísta. Porque solo se ama plenamente cuando estás en actitud de darte, de sacrificarte para que el amado, el otro sin condiciones de raza, de cultura, de donde venga, tenga las condiciones necesarias para poder ser feliz y vivir con esperanza. Precisamente, la Cruz es signo y símbolo de ese amor gratuito y sin condiciones.

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