No pierdas de
vista que Jesús, va a tu lado. Para eso entregó su Vida, por amor, para salvar
la tuya. Sería una contradicción que, sabiendo tu debilidad, tus fallos,
necedad y pecados, te dejara solo al poder del demonio. Levanta tu mirada,
míralo y agárrate a Él.
Me has creado
libre, Señor, y soy responsable de mis actos. Experimento mi debilidad de
voluntad y lo duro y costoso que me resulta cumplir la Tuya, que sé que es la
buena y la que me conviene, pero soy débil y te pido que fortalezcas mi
voluntad. Amén.
Y mantén tu alcuza siempre llena de aceite y tu lámpara encendida. ¿Qué cómo hacerlo? Primero confiando en el Señor. Después, asistido por su Gracia y fortalecido en su Amor Misericordioso, esforzarte en que todos tus actos sean reflejos de los suyos: Una suave y bien intencionada sonrisa; escucha atenta; actitud de servicio; paciencia y comprensión; misericordia; obediencia, y todo aquello que busque y favorezca el bien del más necesitados. De esa manera tu lámpara estará siempre bien provista de aceite.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.