Descubrirás a lo
largo de tu camino que tienes más facilidades para unas cosas que para otras.
Ahí están tus talentos y tu vocación que debes poner al servicio de la sociedad
y de los pueblos, sobre todo de aquellas personas que más lo necesitan.
También yo
quisiera decirte esas palabras con firmeza y, por supuesto, cumplirla. Tu
Madre, Señor, me ánima y me da ejemplo. Soy consciente de mi poca voluntad y
debilidades pero creo que unido a Ti y abierto a la acción del Espíritu Santo
podré conseguirlo.
Nuestra condición
humana está tocada y herida por el pecado. Eso nos inclina a la pereza, a no
complicarnos la vida, a la comodidad y nos afecta de manera negligente. Nuestra
naturaleza está infectada con ese virus del pecado y nos afecta mucho. Debemos vencerlo
y para eso hemos recibido el Espíritu Santo en nuestro bautizo. Dejémosle
actuar y abrámosle nuestros corazones.
En la medida de que pongas lo que sabes hacer en servicio de los demás estás multiplicando tus talentos. Quizás no sea mucho pero eres un eslabón de la cadena y sin él quedará interrumpida. Nadie podrá sustituirte. Lo tuyo, lo que tú puedas es solo tuyo.
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