La historia de la
Revelación nos habla de la existencia de los ángeles. Igual que crees en Jesús
creerás en la existencia de los ángeles. Si rechazas la existencia y Resurrección
de Jesús, el Hijo de Dios, tampoco creerás en la existencia de los ángeles.
Esta oración me
viene como anillo al dedo. Me experimento impaciente y lleno de inquietudes
hasta el punto de que no sé qué hacer. Luego me doy cuenta de que estando en Ti
y siendo paciente Tú pondrás cada cosa en su lugar y le darás solución a todo.
Posiblemente no
será la solución que yo espero y deseo, pero sí será la solución que más me
conviene y la mejor. Porque, Dios, nuestro Padre, nunca se equivoca y lo que Él
quiere, desea y hace es lo que realmente nos conviene.
Me salvé, en una ocasión, de ser atropellado por una bicicleta; en otra, por un camión. Sufrí un infarto súbito caminando y fui, no sé cómo, recogido y sentado en un banco. Sería largo e imposible para mi memoria relatar estos y otros muchos casos más en los que, al menos para mí, la presencia de mi ángel de la Guarda tuvo decisiva presencia y participación. Muchos podrán darle la interpretación que quieran, pero yo sé que fue mi ángel de la Guarda.
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