Es el camino. Un
camino que termina en la Cruz. Cruz de liberación y salvación, aceptada libre y
voluntariamente por amor. Así, también nosotros debemos aceptar la cruz de nuestra
vida y confiando en el Señor aceptarla libre y voluntariamente.
Era necesario
morir para resucitar. Es la prueba y fundamento de nuestra fe. Jesús, el Señor,
crucificado y muerto en la cruz, ha vencido a la muerte. Y eso significa que
nuestra vida y paso por este mundo es simplemente un camino de cruz que acaba
en Resurrección.
Sin cruz no hay salvación. Solo la fe en la Cruz nos salva. Y nos salva en la medida que nosotros aceptamos también nuestras cruces desde nuestra mirada y nuestra fe en Xto. Jesús. De la misma forma que Él acepta, para darnos la libertad de la esclavitud del pecado, su Pasión y muerte, también nosotros debemos aceptar nuestra pasión y dolor para, uniéndonos a la de Él, resucitar también en y por Él. Amén.
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