Dios, tu Padre, no
quiere amores a la fuerza. Quiere que te des cuenta de que amarle es la mejor
opción. Porque, en su amor está tu felicidad eterna. Esa felicidad que buscas
en un mundo donde no se encuentra. Por eso, envía a su Hijo, para anunciártelo.
También Tú, Señor,
has querido pasar por la muerte. Y no una muerte natural sino de condena y de
cruz. Una muerte querida por todos aquellos que te rechazan y niegan tu
divinidad de hijo de Dios. Perdona, Señor, nuestra osadía y pecados.
Para eso te ha
creado libre. Libre de escoger el camino del bien o del mal. Dependerá de ti
abrir tu corazón al Espíritu Santo y permitirle que llene tu corazón de la
Gracia de la Fe, y puedas creer en Jesús, el Hijo de Dios, que ha venido a este
mundo para revelarte y anunciarte el Amor Misericordioso del Padre, que te ama
y quiere que seas feliz eternamente.
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