martes, 30 de abril de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Estamos muy necesitados de paz en un mundo en constante enfrentamiento y guerras. La amenaza de un conflicto mundial está siempre en el candelero de nuestras noticias. Jesús, el Señor, nos trae la paz y nos la ofrece, no como el mundo, sino nacida desde el amor y misericordia.

Señor, muchas veces, casi sin darme cuenta, me alejo de mi destino, tu Voluntad, y pongo la mía en primer plano. Y vuelvo a mis andadas, a confiar en mí, a vanagloriarme y a importarme más mis apariencias que mi verdad. Tómame, Señor y ponme en mi sitio, junto a ti.

La paz de la que nos habla y ofrece el mundo está sustentada en el poder y riqueza. Son cosas temporales que igual que aparecen se acaban y con ella también desaparecen esa ficticia felicidad que sentías. Lo que no es eterno está destinado a desaparecer. Y una felicidad caduca no es tal felicidad sino instantes de felicidad que de la misma manera que aparecen, desaparecen. La única paz que permanece y es eterna, por tanto, nos hace felices es la paz que da y viene de Cristo Jesús.

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