miércoles, 1 de mayo de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Sucede que si prescindimos de Dios quedamos a merced del mundo, del demonio, que es su príncipe, y de nuestra propia carne, que es débil y fácil de seducir. Eso lo percibimos al comprobar y ver cómo está empeorando el mundo, sus valores y su ética.

Señor, me canso y Tú lo sabes. No dejes que mi desaliento me pueda y que mi pereza me tumbe. Sabes, Señor, que te busco y que quiero encontrarme contigo para servirte y amarte cumpliendo tu Voluntad. Haz que esa sea mi voluntad y mi fortaleza. Amén.

Como cada día hay más enfrentamientos, inmoralidades y se pone en peligro la libertad y los derechos naturales. Y es que cuando la savia que nos alimenta no viene de Dios sino del mundo, demonio y carne, nuestra alma está perdida. Todo eso que decimos queda meridianamente claro cuando miramos para el mundo que nos rodea. En la medida que vive de espaldas a Dios, así se muestra sus frutos de perdición y ruina.

Dejemos en manos de Dios que sean los buenos propósitos y las intenciones santas las que prevalezcan sobre los pecados y las malas intenciones de aquellos que le rechazan.

Y pidámosle que, por nuestra parte, busquemos siempre la verdad, pongamos todo el esfuerzo que podamos y consagrémonos en ser tan bien intencionado y justo para que todos nuestros actos sean fiel reflejo del Amor Misericordioso de Dios. De esa manera daremos cumplimiento a proclamar la Buena Noticia.

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