Se ha quedado con
nosotros. Y lo ha hecho bajo las especies de pan y vino. En cada Eucaristía
tenemos la oportunidad de sentir y comer su Cuerpo y Sangre bajo las especies
de pan y vino.
Espíritu Santo,
haz que todos mis afanes sean cada día un poco más parecidos a los de Jesús
para que, de esa manera, sea mi vivir y actuar cada día más parecido al vivir y
actuar de Jesús, el Señor.
Y de alimentarnos
espiritualmente de su Espíritu. Podemos tocarle, comerle y llenarnos de su
Espíritu para, fortalecidos en Él, poder vivir de su Palabra y hacer su
Voluntad. Y no hay otro camino. Es Él precisamente el Camino, la Verdad y la
Vida. Y solo injertado en Él, alimentado de su Cuerpo y Sangre, podemos
recorrer el tiempo de salvación que nos regala en y con nuestra vida. ¡Alabado
y glorificado sea el Señor! Amén.
La humildad es la
escalera y el camino para seguir y permanecer cerca del Señor. Porque, no
podemos seguir el Camino, llegar a la Verdad y encontrar la Vida si no somos
capaces de abajarnos, de empequeñecernos y de, como María, nuestra Madre, ser
humildes y esclavos del Señor.
Somos humildes cuando somos capaces de vivir en la verdad. Porque, al buscar la verdad experimentas la necesidad de ser humilde y justo. Nos dice el Papa que, según santa Teresa, humildad es andar en la verdad. Y es que una persona humilde transparenta verdad y justicia.
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