Si tienes la
oportunidad de ser rico o de poseer riquezas, compártelas como mejor puedas y
sepas. Porque, los tesoros que puedas poseer tiene su verdadero valor cuando se
comparten gratuitamente y entre los más necesitados.
La lucha empieza
con el amanecer de cada día. El reto se repite a diario: levántate, toma tu
cruz y sígueme. Esa es la cuestión y el desafío, empezar con nuevos deseos
renovados en la esperanza de saber y creer, Señor, que Tú estás y caminas
conmigo. Porque, sólo contigo podré seguir adelante.
Es entonces cuando
esos tesoros llenan de gozo y felicidad tu corazón. Porque, el verdadero valor
de tener, no son los bienes o dinero que puedas poseer, sino la posibilidad que
tienes de compartirlos gratuitamente con aquellos más necesitados y pobres. Es
entonces cuando realmente eres verdaderamente rico. Porque esa riqueza jamás
desaparecerá y siempre te hará dichoso y feliz.
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