lunes, 3 de junio de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

A pesar de nuestras irresponsables respuestas y rechazos, el Señor no deja de derramar su Infinita Misericordia sobre cada uno de nosotros. Su paciencia es ilimitada y su deseo de salvación está siempre abierto para que podamos alcanzarlo.  

Quiero, Señor, tener un corazón como el Tuyo, generoso, compasivo y misericordioso. Y lo quiero y te lo pido para actuar como Tú, con generosidad, compasión y misericordia. Porque, eso es lo que me da felicidad, el gozo de amar y ser amado como Tú, Señor, me amas.

El pecado hace mella en nosotros y nos impide escuchar la Palabra del Señor. Por el contrario, escuchamos nuestras palabras y doblegamos la Palabra de Dios según la nuestra y a nuestros intereses y caprichos. Y no nos atenemos a razones. Solo valen las nuestras.

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