Es cierto y
evidente que todos buscamos ser felices. Pues bien, nuestra verdadera y única
felicidad se esconde en nuestro Señor Jesús. Él es nuestro gozo, alegría y
plena felicidad. Y lo evidente es darlo a conocer para que todos encuentren esa
felicidad que tanto buscan.
Señor, hay
momentos que el mundo me desborda, que me siento abatido, cansado y
desorientado. Siento deseos de abandono, de dejarme llevar por la corriente
mundana. Es entonces cuando te busco, Señor, y quiero apoyarme y descansar en
Ti. Sólo Tú me das paz y descanso.
Y lo logramos en
la medida que nos esforzamos en hacer su Voluntad. Eso fue lo que Jesús nos
enseñó en los tres años de su vida pública: Hacer la Voluntad del Padre. Y es
eso lo que nosotros tenemos que esforzarnos hacer. Porque es ahí donde
encontramos esa felicidad que afanosamente buscamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.