martes, 11 de junio de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

La vida se nos va pronto. Es posible que mientras somos jóvenes no nos demos cuenta, pero en cuenta nos acercamos al final de nuestro camino caemos en la cuenta de esa rapidez con la que se nos va la vida.

Me cuesta mucho, Señor, amar. Me doy cuenta, y por eso te doy gracias, de mi egoísmo, de mi impaciencia, de mi soberbia, de mi poca humildad, de mis pecados, y me siento débil y muy limitado. Perdóname, Señor, y cambia mi corazón endurecido y egoísta.

Sin embargo, pasa la vida y no nos damos cuenta de que el Reino de Dios está tan cerca que vive en nosotros. Dios ha sembrado la semilla de su Amor en nuestros corazones y es ahí donde lo podemos encontrar y hasta tocar con la mano. Está presente en nuestras vidas y se ha quedado en la Eucaristía para convertirse en Pan y Alimento espiritual para nuestras vidas. Anunciemos el Reino de Dios.

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