El perdón es
nuestro caballo de batalla. Siempre tendremos que estar perdonando. Eso sí,
cuando en el otro haya buena intención y arrepentimiento. Igual que, de la
misma manera, nosotros tendremos que pedir y ser perdonados.
Señor, sé que para
hacer tu Voluntad necesitaré un corazón generoso, lleno de misericordia y de
deseos de amar y dar todo lo que soy, tengo y he recibido de Ti. Y eso es lo
que quiero y deseo. Por todo ello, me pongo en tus manos y te lo pido con todas
mis fuerzas.
La cosa está muy
clara: De la misma manera que somos perdonados, también nosotros tendremos que
perdonar. Y eso nos abrirá la puerta del Reino. Porque, en la medida que
nosotros perdonemos también seremos perdonados. De modo que nuestra entrada en
el Reino de Dios estará sedimentada en la actitud de nuestro perdón. Un perdón
que siempre exigirá arrepentimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.