Dos mujeres
elegidas, gozo en la concepción por saberse elegidas para un plan divino, y fe
y esperanza en la aceptación de un Plan de redención que sus hijos llevarán a cabo.
Y esperanzadas y entregadas a su cumplimiento dan un sí absoluto y confiado a
la Voluntad de Dios.
Madre, tu vida y
tus acciones son ejemplos también para mi vida. Enséñame el camino que tú
recorriste; dame la humildad y fe que tú profesaste, y señálame siempre la
forma de perseverar y sostenerme firme en la confianza, esperanza y fe en tu
Hijo. Amén.
No es una respuesta fácil ni sencilla. Sólo se entiende desde una fe firme y confiada en la Voluntad de Dios. Entregan sus vidas y sus proyectos al cumplimiento de un Dios que las elige, las llamas y les encomienda un Plan Divino. A la una, madre del hijo que prepara el camino al Mesías; a la otra, Madre llena de Gracia, del Redentor, el Hijo, que viene a salvar la humanidad.
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