Sin lugar a duda
hemos experimentado el gozo y la alegría que da el perdón. Nos quitamos un peso
de encima cuando hemos sido capaces de perdonar, o, por el contrario, hemos sido
perdonados. Es como levantarte y empezar de nuevo.
Señor, que seamos
imitadores de María, tu Madre, para que como ella seamos capaces de creer en tu
Palabra, aceptarla y confiar en ella, acogerla y estar dispuestos a vivirla
fielmente como Ella hasta perseverar y postrarnos, Señor, a los pies de la
Cruz.
Sentimos la
impresión de borrón y cuenta nueva. Incluso en muchas ocasiones solemos
decirlo. Experimentamos como si fuese el comienzo de una etapa nueva, como si
de nuevo empezáramos a vivir. Jesús cura nuestras parálisis perdonándonos
nuestros pecados. Es esa, su Infinita Misericordia, la que nos libera y nos
permite andar de nuevo por la vida.
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