Cuando se busca se encuentra. Es evidente que la voluntad se hace necesaria para buscar y, en
consecuencia, encontrar. Quien busca, encuentra, nos dice el Señor, y es esa actitud
la que nos ayudará a encontrar la verdad.
Señor, me llena de
esperanza y alegría el saber que tu Misericordia es Infinita y, gracias a ella
tengo la posibilidad de llegar a Ti y vivir eternamente a tu lado y en tu
Reino, alabándote y adorándote. Amén.
Por el contrario,
nunca encontraremos la verdad si nos falta empeño, voluntad y deseo de
buscarla. El encuentro de la verdad demanda voluntad e interés. Si no te abres
a la acción del Espíritu Santo, que para eso recibes en la hora de tu bautismo,
no podrás encontrar la verdad que te lleva a un encuentro personal y profundo
con tu Señor.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.