Dios se despoja a
sí mismo y toma la condición humana, se hace igual al hombre menos en el
pecado, se presenta en su historia y, como a los de Emaús, les anuncia que, encarnado
en naturaleza humana, viene a liberarlos del pecado.
Todo lo que no
esté fundamentado en Ti, mi Señor, se convertirá, a pesar de sus maravillosas
apariencias, en basura. Dame, pues, la sabiduría de saber apoyar todos los
actos de mi vida en tu Amor y Misericordia.
Posiblemente nosotros estamos todavía esperando a un Dios fuerte, poderoso y liberador del mal que nos amenaza en este mundo. Un Dios capaz de liberarnos del yugo del opresor, tal y como también lo entendía – Israel – su pueblo elegido. Y ese Dios, imaginado en nuestras mentes, no ha venido, ni nunca vendrá. Nuestro Dios es un Dios hecho hombre, humilde, sencillo, que nos ama y es infinitamente misericordioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.