Es bueno y
conveniente mirar para dentro y conocer tus límites y descubrir tus errores y
defectos. Sería pura hipocresía rezar el Padrenuestro y, por consiguiente, considerarte
pecador, y luego considerarte mejor que otros. Si así te consideras – pecador –
deja que la humildad te invada.
Toda mi vida,
desde mi propio ser, criatura de Dios, y todas mis obras están puestas en Dios.
Porque, Él es mi Señor y la causa de todo mi vivir y gozar. Sin Él mi vida
pierde todo su sentido, mientras que en Él encuentra el Camino, la Verdad y la
Vida.
Reconociendo tus defectos, errores y pecados encontrarás el camino para verte tal y como eres, descubrir la necesidad de la misericordia de nuestro Padre Dios, y de presentarte ante los demás como un simple pecador que camina en el esfuerzo de, por la Misericordia de Dios, alcanzar la Verdad y la Vida.