Prende, Señor, ese fuego de la verdad y de la misericordia en mi corazón, para que, por donde yo me mueva, arda todo de verdad y misericordia como Tú, mi Señor, ha prendido la vida de todos los que se han dejado quemar por tu Amor y Misericordia.
Cuando tu seguridad y tu riqueza son lo que te
preocupa, y en ellas pones todos tus esfuerzos, Jesús queda relegado a un rincón
de tu vida. Podrás cumplir sus preceptos, pero no vivirás en su amor y
misericordia, ni en su Voluntad.
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