Sabido
es por experiencia que el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es
injusto. Y a quién actúa así, ¿quién le confiará algo suyo?
La confianza se gana con la verdad
Sé,
Señor, que me has dado lo necesario para llevar mi vida adelante. Pero, Tú lo
sabes, mi debilidad por el pecado original me somete y esclaviza. Necesito tu
mano, Señor, para sostenerme firme en tu Voluntad. Tócame y libérame.
El único dueño de nuestra fortuna es Dios, y ante Él todos somos administradores, no terratenientes. No nos corresponde acumular propiedades, sino ser cauces de los bienes del cielo que el Señor nos proporciona.
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