Siempre lo ha sido, y siempre lo será. La mujer
tiene un papel importantísimo, tanto en la familia como en la sociedad. Y,
sobre todo, en la Iglesia.
Señor, quiero ser, y Tú lo sabes, instrumento de tu
amor misericordioso. Pero, mis limitaciones me someten y me esclavizan. Haz,
Señor, que, aunque mis apetencias vayan, por otro lado, mi corazón sea tuyo.
No debemos olvidar que fue una mujer la primera anunciadora de la Resurrección del Señor. Y ese es el verdadero y único fundamento de nuestra fe. Nuestra esperanza y consuelo.
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