A la hora de valorar una situación, un objeto o cualquier relación o situación miramos los beneficios materiales o espirituales que nos aporta y beneficia. Le daremos suma importancia según represente para nosotros interés o no. Es el criterio humano y por el que se rige este mundo en que vivimos.
Presentado el dilema de qué Mandamiento de la Ley de Dios es el primero, claro es, y no hay duda al respecto, que es el "Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu ser". Porque hacerlo así supone que ese amor te exigirá libremente respetar y cumplir todo lo que Él pide y propone.
Y su efecto inmediato es respetar y servir al prójimo, sobre todo a los más débiles, indefensos y pequeños.
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