Buscas y no encuentras. Llamas y no te abren. Los pensamientos no fluyen en tu cerebro. Hay quietud y parece que nada se mueve. De repente, algo se agita y desprende olor a sentencia, a frase arrancada de lo más profundo del corazón. Simplemente aceptar tu condición limitada te hace sencillo y humilde.
Y es entonces cuando tu corazón despierta y se enciende tu mente. Llega la Luz que alumbra el camino cuando el sendero está bañado con la sencillez de la humildad y la aceptación de hijo de Dios. Nace la verdad cuando abandonas el hacer lo que yo quiero para hacer lo que Dios quiere.
No hay otra verdad sino la de Dios, y esta te llega cuando abres tu corazón y te humillas delante de tu Señor.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.