Defiende los principios pero nunca ataques a las personas. Esa es una constante en la vida del Papa emérito Benedicto XVI y me parece una actitud humilde y mansa. Porque al corazón de las personas sólo puede llegar y llega la mirada profunda de Dios.
Tú defiende todo principio que nazca de la justicia y el amor y no te pares en juzgar las intenciones de las personas que obran desviándose o al margen de ellos. Saca a la luz la verdad y aplícala según la Palabra y Voluntad de Dios y deja el juicio para el Señor.
Vivir en la presencia de Dios es vivir el estilo de vida de Jesús y aplicarlo y defenderlo con tu propia vida.
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