martes, 12 de agosto de 2014



El perdón esconde y también descubre la medida de tu amor. Porque sólo ama quién es capaz de perdonar, sobre todo aquello que más le duele y le exige.

Desde ahí, abajarse a servir es la exigencia libre más grande y hermosa a la que podemos aspirar, pues se trata de hacer vida en nuestras vidas la Palabra de Dios.

Y pronto, por la Gracia del Espíritu de Dios, empiezas a descubrir que sirviendo estás amando, y amando perdonas incluso a aquellos que devuelven mal por bien. Y experimentas que tu vida irradia paz y felicidad.

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