No está nuestra vida exenta de tempestades y huracanes. Diríamos que cada día nace una nueva tempestad y viento huracanado en el entorno de nuestra vivencia de cada día que nos hacen dudar y nos invaden de miedos e inseguridades.
Hoy, quizás ha sido el enfrentamiento con mi hijo, con el amigo de siempre, en el trabajo o en mi matrimonio... lo que ha desatado la tempestad o el viento huracanado que ha hecho zozobrar mi barca.
Pero también, cada día se acerca Jesús a mi barca a darme ánimos y a decirme que no tenga miedo. Él está pendiente de mí y me tiende su Mano para salvarme. ¿Estoy, como Pedro, dispuesto a agarrarme a Ella?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.