martes, 9 de septiembre de 2014



Cuando eres o te sientes pobres estás en situación de pedir y también de recibir. Sólo acepta aquel que se considera pobre, y por lo tanto, necesitado. Y, también, siendo pobre experimentas y sientes la necesidad de compartir lo poco o mucho que has recibido.

Porque pobre es aquel que descubre que lo que tiene lo ha recibido y que con su esfuerzo se abre a la generosidad de compartirlo con los que menos tienen y más necesitan.

Por eso, sólo cuando te experimentas y descubres pobre, estás en el camino de encontrarte con el Señor y descubrir el gozo y la felicidad eterna.

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