martes, 28 de octubre de 2014



Hay una puerta que da paso a la felicidad y el gozo eterno, y hay otra que nos lleva a la perdición, al sufrimiento y al llanto eterno. Ambas están en el camino de nuestra vida y la cuestión es saber por dónde llegamos a una y evitamos la otra.

Hay señales, palabras, medios y oportunidades para saber por donde tenemos que conducirnos para llegar a la puerta buena y poder pasar. Y, de igual manera, hay tentaciones, ofertas e invitaciones disfrazadas de belleza y placeres que nos proponen recorrer el camino de la puerta mala.

Te toca a ti y a mí elegir que camino escoger. La puerta estrecha o la puerta ancha. Una se muestra difícil y estrecha, y otra se presenta hermosa, fácil y cómoda.

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