lunes, 27 de octubre de 2014



Muchos emprenden el camino solo. Atienden y hacen buenas obras, pero no parecen necesitar mucho de Dios. No lo niegan, pero se sienten buenas personas sirviendo buenamente a los demás. No sienten la necesidad de acercarse a Dios.

Mantienen una relación personal, aislada de la comunidad y sin ningún vínculo que les responsabilicen. Son solos ellos y Dios, lejos de los sacramentos. Parece más bien una religión fabricada por ellos y hecha a su medida.

Algo falla en el principal y único mandamiento, porque podríamos decir que sirven al prójimo, pero se alejan de Dios, o al menos inventan su propio Dios.


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