No puede recibir la noticia sino aquel que la espera, pues quien está satisfecho no necesita esperar nada. Son los pobres los que esperan que el nuevo día les traiga soluciones a sus muchos problemas. Tienen carencia de muchas cosas, por no decir de casi todo.
Es lógico que la Noticia de salvación vaya dirigida a los necesitados y pobres, pues son ellos los verdaderos destinatarios que la esperan ansiosamente. Mientras los ricos, hartos y suficientes no necesitan de ninguna noticia.
Y, posiblemente, las riquezas les vuelven soberbios, y eso les impide recibir la Noticia de salvación.
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