A veces buscas el descanso como remedio para refrescar tus
ideas. Sin embargo, llegado el momento no descansas, sino que te afanas en
gozar de otras cosas.
Quizás el descanso se esconde en relajarte y ponerte,
abandonado de toda exigencia, en Manos de Dios, porque sólo en Él encuentras
paz, verdad y justicia.
No se trata de huir del agobio para meterte en otra clase de
agobio. El mundo es agobio. Se trata de salir de este agobio y descansar en la
paz del Señor.
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