jueves, 28 de mayo de 2015



En el transcurso de tu vida empiezas a cansarte de promesas incumplidas. Todos prometen, pero nadie cumple. Al menos al pie de la letra tal y como han dicho.

En el mundo político, comercial y laboral lo prometido no tiene valor ni cumplimiento. Pierdes la confianza y la desconfianza es lo habitual. Se habla y se promete, pero no se cumple. La responsabilidad brilla por su ausencia.

Ante todo esto, la Palabra de Jesús te llena de esperanza, porque todo en Él se ha cumplido, hasta su propia Muerte y Resurrección. En Él esperamos confiados con gozo y alegría su prometida venida.,


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