Nos jugamos la vida a cada instante. Esperamos que las noticias nos sean favorables, pero sabemos que llegará una un día que será la definitiva.

Sin embargo, no vivimos con el cuidado y la atención a esa posibilidad. Dejamos muchas cosas en manos del mundo y del demonio, y eso es un grave error y peligro. Vivimos algo despreocupados respecto a que en cualquier momento puede llegar nuestra hora.

Seguir a Jesús nos invita a ponerlo a Él en el primer plano de nuestra vida. Pero nos engañamos, porque aunque decimos que le seguimos, lo hacemos a nuestra manera y no a la de Él.