Esta experiencia de la travesía de nuestra vida nos alerta a construir en firme, sobre roca, porque de no ser así las irresistibles tempestades que están al acecho derrumbarán nuestra vida.

Ocurre que nunca sabremos si estamos bien apoyados sobre roca, o la roca tiene alguna falla por la que puede resquebrajarse. El universo, donde navegamos por mar y tierra, tiene muchos momentos que nos hace zozobrar y nos experimentamos impotente.

De cualquier forma, la única esperanza es navegar y peregrinar apoyado en Jesucristo, Roca firme que nos sostiene y en el que siempre estaremos a salvo.