La fe es fiarse de alguien, pero la fe cristiana es fiarse
de Jesús, el Hijo de Dios Vivo. No es un cualquiera sino la Verdad Absoluta, el
Salvador enviado por Dios para salvarnos.
Se trata de quien no se puede dudar y del que en Él todo lo
profetizado se ha cumplido. Su Palabra es Palabra de Vida Eterna y lo último,
su Resurrección se ha cumplido. ¡Ha Resucitado!
Por lo tanto merece toda nuestra credibilidad aunque nuestra
capacidad no alcance a tanto. No intentes razonarlo, porque tu mente no está
hecha para poder entenderlo. Es cuestión de fe. Así lo hizo el centurión, pensó
que una criatura pequeña como él tenía siervos a su mando para ejecutar sus
órdenes. ¿Cómo no iba a poder hacer lo que quisiera el hombre que devolvía la
vida?
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