Hay situaciones que no tienen solución. Posiblemente las
hayas vivido en tu vida, y, desgraciadamente, tendrán que volver a repetirse.
La despedida más cierta, y por la que pasamos todos es la muerte.
Y llegado el momento, no hay solución. Decimos que para todo
hay remedio, menos para la muerte. Sin embargo, a pesar del tiempo de la
humanidad, el hombre sigue luchando por la vida, aunque haya paradojas como la
ley del aborto.
Y es que tiene sellado a fuego dentro de su corazón el Amor
de Dios. Un Amor que le llama a la Vida Eterna y para la que ha sido creado.
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