miércoles, 3 de junio de 2015



Por lo tanto, sin la esperanza de resucitar un día, la vida sería un disparate, a pesar de que muchos expresen que no tienen miedo a la muerte o que vale la pena vivir para, tarde o temprano morir.

Sería un verdadero infierno vivir para más tarde morir, porque la vida se convertiría en la ley del más fuerte, que aprovechará el tiempo de su vida. Y lo débiles seriamos verdaderos esclavos y miserables que más nos valdría no haber nacidos.

¡No!, la vida tiene otro sentido, y es maravillosa porque tenemos un Padre que, a través del Hijo, nos ha revelado el don de la Vida eterna, y en el Espíritu Santo nos da el auxilio y la asistencia para conducirnos por el buen camino hasta la Resurrección.

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