jueves, 20 de agosto de 2015



Cuando alguien celebra una fiesta le gusta reunir a todos sus amigos y amistades para celebrar con ello. Eso es el impulso más lógico que nace desde dentro del mismo corazón del hombre.

Y se sentirá ofendido si muchos de sus amigos y amistades declinan su invitación alegando tener otras cosas más importantes que atender. Se sentirá desplazado y rechazado. Peor todavía si sus mensajeros son maltratados y hasta apaleados por considerarlos inoportunos y molestosos.

Todavía más si es la boda de su Hijo. El banquete por el que, entregado su Hijo al mundo, ganar nuestra salvación. Mucho cuidado de no estar revestido con ese traje de amor que necesitamos para ser admitidos en ese Banquete.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.