El nacimiento de tu fe exige trato con Jesús. Para eso,
Jesús, se ha quedado cerca de ti y presente en el Sagrario. Vivo bajo la
especie de Pan y Vino en cada Eucaristía, y en donde tú lo puedes tocar y
llevar a lo más profundo de tu corazón.
Es entonces cuando la Eucaristía y la oración cobran y dan
sentido a tu vida. Y descubren su valor y su vital necesidad. Su frecuencia marcará,
por la Gracia de Dios, el aumento de la fe en ti.
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