sábado, 22 de agosto de 2015



El reto de la vida es situarnos confortablemente, pero experimentamos que eso no nos basta porque estándolo no somos felices. Sin embargo, la experiencia del amor nos descubre la verdadera felicidad.

Pero un amor como nos enseña Jesús. Un amor desapegado y entregado al servicio y al bien de los demás. Un amor que en la medida que se da te experimentas gozoso y feliz.

Y cuando descubrimos esa clase de amor, descubrimos que Jesús es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida.

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